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Me acompañan hasta cuando estoy sola

Que toda la vida es cine… lo decía Aute en aquella canción… y los sueños cine son. Y yo, que sueño mucho -más despierta que dormida- veo pasar mi vida en fotogramas, un guión sencillo que alguien siempre se encarga de complicar. Y en este plano secuencia de mi biografía, soy un día una diosa plateada bajando las escaleras del Olimpo y otro día, la más insignificante hormiga figurante de la película Antz. En un momento me quito un guante, dedo a dedo, mientras la cámara se acerca a mí y la enamoro, porque he nacido para eso y al siguiente alguien me rasga un ojo con una navaja a lo perro andaluz. A veces llamo a mi madre para contarle todas estas cosas y justo cuando marco, hago el gesto de señalar con el índice gritando «miiicaaaaasa» como lo haría un extraterrestre. Alguien que vive su vida como si fuera La historia Interminable tenía que acabar haciendo un post sobre cine.
Sin hacer una encuesta, pero basándome en mis conversaciones con muchas personas, me atrevo a afirmar que el plan estrella para una tarde gris y lluviosa –como la de hoy- es tumbarse en el sofá enroscada en una manta para ver una “pelí” y engullir palomitas o cualquier otra cosa hipercalórica que aún siga viva en la nevera. Si le añadimos la posibilidad de que un ser humano nos acompañe el plan puede ser un bálsamo y si la película es una de las de la lista que viene a continuación se convierte en elixir. Porque algunas películas son como las buenas amigas: acuden cuando las necesitas, te conducen a la mejor versión de ti misma, redecoran tu pensamiento, te enseñan a mirar como si fuera siempre la primera vez, te enganchan al mundo, te cambian perspectiva y dimensión y te ayudan mucho sin que te des ni cuenta.
Quiero aprovechar mi minuto de gloria, que es, este que dedicas a leerme,  para hacer un homenaje a mi pandilla de películas, las he llamado las 5 magníficas que me acompañan hasta cuando estoy sola. Me han enseñado importantes lecciones,  también a valorar la injustamente maltratada frivolidad. Sin ellas, mi mundo interior sería menos habitable.

Top 5 magnificas que me acompañan hasta cuando estoy sola

EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN

 

Me descubrió a Benedetti, verla fue como abrir una ventana y que justo enfrente esté pasando el cometa Halley. Me abrió la puerta al mundo de las cosas que no tienen nombre. Supe que la vida iba a ponerse emocionante escuchando el poema Táctica y estrategia. Es probable, que mi visión distorsionada y nada realista del amor tenga aquí su origen porque, desde entonces, no les perdono bajo ningún concepto que no sepan volar, si no saben volar pierden el tiempo conmigo…Después de verla busco instintivamente en las mesillas de noche el botón que los manda directamente al abismo.

AMARCORD

 

«La belleza de tu film no estará en las imágenes sino en lo inefable que ellas desprenderán» (Robert Bresson). Eso es Amarcord, necesitaría un año para explicar las sensaciones y recuerdos que me trajo la secuencia inicial de los vilanos y la llegada de la primavera. Me gusta porque habla de lo universal, de lo esencial, a través de lo particular . Un año en un pueblo italiano. De Amarcord me acompaña siempre la escena de los inabarcables pechos de la estanquera y ese joven que todavía no sabe si le gusta o le asusta. Era muuuy pequeña cuando vi ese fragmento en un programa de Javier Gurruchaga y estoy segura de haber tenido entonces la intuición de que iba a ser una adulta poco convencional de gustos agridulces.

 

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

De niña me fascinó que alguien pudiese conseguir un vestido tan deslumbrante con unas cortinas de terciopelo verde. Después, lo que me engancho fue esa mujer que era todo coraje y ligereza llena de esas debilidades que la hacían tan humana. A Scarlett se le puede perdonar todo porque es una mujer que sabe lo que quiere y con fondo de armario, en lucha siempre.  ¡Joder! y esa manera de gritar “¡A Dios pongo por testigo!”a una “drama queen” como yo la marca de por vida. Pero sobre todo, por esa frase que he convertido en un mantra: “Ya lo pensaré mañana” Solo necesito escucharlo mentalmente, ni si quiera me hace falta decirlo en alto. Debe ser que invoco la fuerza de la tierra roja de Tara, pero es pronunciarla y de un plumazo se disipan mis nubarrones. Porque realmente mañana será otro día, e idearé algo para acercarme a lo que deseo.

 

 

 

LOS PUENTES DE MADISON

 

“La mayoría de las personas temen el cambio, pero si lo ves como algo con lo que siempre puedes contar puede ser un consuelo, no hay muchas cosas con las que realmente puedas contar.” Esta frase de Clint Eastwood fue exactamente eso, un consuelo y un comodín para los días en los que la rutina me atenaza, porque la vida, como a Francesca, en cualquier inesperado momento nos sorprende.  Desde que vi la escena en que se bañan juntos, siempre que encuentro una bañera la lleno de agua y me sumerjo en penumbra. Otra lección de esta película es que el amor, en ocasiones, no termina cuando acaba. Hay historias que se mueren al nacer y esto las hace perdurar mucho tiempo,  posiblemente porque no tuvieron que discutir por subir y bajar la tapa del WC.  Lo cotidiano puede pasar sobre una historia y arrasarla por completo. Y por último pude ver en la gran pantalla, antes de que me ocurriera personalmente, que la historia de amor más importante es en ocasiones aquella que no le cuentas a nadie, porque sabes que al exponerla la degradas. Ver a Harry el Sucio totalmente desarmado bajo la lluvia me produce más congoja que ver fotos mías de hace veinte años. Algunas mujeres, algunas veces, se quedan en la furgoneta de lo que se espera de ti. Esta secuencia se me aparece recurrentemente en las encrucijadas de la vida, aunque yo siempre me voy con el fotógrafo, siempre donde el corazón te lleve.

DESAYUNO CON DIAMANTES

«Si juntamos tu soledad y la mía, ¿qué tenemos, dos soledades o ninguna?». Ajo Micropoetisa

Audrey nos enseña que la apariencia es un trampantojo, que en el punto medio no está la mediocridad sino la virtud, que a veces las situaciones más complicadas se resuelven de la manera más sencilla. Que la soledad te puede arañar en una fiesta, que la frivolidad puede ser otro diamante y deslumbrar con su brillo pero el vacío acecha incluso frente al escaparate de Tifanys. Que en la luna hay un rio y suena un oukelele.  Esta película, como el micropoema, muestra lo que puede ocurrir cuando se juntan dos medios fracasos, dos jaulas abiertas, dos días rojos, dos medias mentiras, dos zapatos de lagarto, dos quiero y no puedo, dos labios incendiados bajo la lluvia, dos apéndices de nada.

Antes de que en la pantalla ponga The End quiero confesar que en realidad Las 5 magnificas son diez, quince, trescientas por lo que no descarto volver sobre mi pandilla. Yo, que soy muy peliculera,  pensaba acabar mi post con un fundido a negro, pero en mi búsqueda de la originalidad he preferido cerrar con un beso a la gabardina.

 

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Lo que no ocurre también tiene su historia

Lo que no ocurre también tiene su historia. Llevo tiempo dando vueltas a esta frase que creo que he leído en algún libro de Saramago. A veces pienso que no hay nada en mi cabeza verdaderamente mio, nada que yo haya pensado por mi misma. Cada destello, cada palabra  ya fueron pronunciadas. El  mundo me precede desde hace tanto tiempo que hay poco margen para la novedad…no es que me atormente es que simplemente he llegado tarde, si fuera Eva tendría una eternidad en blanco para darle sentido. Pero no soy Eva… y afortunadamente tengo más fondo de armario.

El cambio de año me pone inevitablemente reflexiva, me da por echar las cuentas de la vida y a en enero nunca me salen.  Me faltan personas y me sobran sentimientos y quisiera ser alguien que nunca seré.  Porque la vida va de elegir y en cada decisión aceptamos y renunciamos necesariamente.  Somos lo que comemos, bebemos, amamos, leemos, viajamos, escuchamos y soñamos, pero también dejamos de ser todo aquello a lo que renunciamos o que no se nos permitió.  Lo que no ocurre también tiene su historia y una no está tan cínica como para no saber que algunos trenes que perdemos son irrecuperables,  son caprichosos como el deseo y no paran más en esta estación.  Decir si, implica siempre una renuncia y esos caminos que abortas abren la puerta de la nostalgia y justo hoy, me da por pensar que cualquier vida no vivida pudo ser mejor y que desde luego, la real, no se parece en nada a la que imaginaba cuando era pequeña. Yo nunca me había imaginado con 40 años.  Y me convierto en una  niña angustiada por tener que levantarme, cada día. Sísifo, mi amigo imaginario,  de repente deja caer sobre mi su piedra y me pesa demasiado.

El instinto a veces nos salva, pero nos aleja también de los benditos lugares comunes, que son, el patio, la madre, lo que ya estaba escrito, aquello que no necesita nombre. La prisa por sentir gobierna casi siempre mis pasos y a veces, me precipito optando por ir a donde me esperan en vez de a donde yo quería ir. Y así, nace la biografía de la ausencia. Y aquellas cosas que no ocurrieron construyen su propia historia, la que no se contó porque no existió o porque quizá, aquel día confundimos el azar con la flor del naranjo.

Y mira si será cierto que todo lo que digo ya lo he visto antes en otro lugar, que hoy sin ir más lejos, he pasado por delante de un cartel que decía, cerrado por inventario y ha sido la precisa definición de mi estado mental. Y generalmente, en este hacer cuentas siempre me siento bendecida, pero hoy el foco no alumbra a la estrella sino a un cerco de luz vacía.  Por fortuna, mi preocupación por la historia de lo que pudo haber sido es un estado provisional… como hacer inventario y se desvanece cuando invoco mis  dos certezas de cabecera, porque aunque nadie se tomó la molestia de señalarme el camino con migas de pan, se que he llegado al único lugar que podía hacerme feliz, porque elegí enarbolar la bandera de Francia con los pechos al aire y decidí que buscar La Belleza era la única aspiración con sentido.

Ocurre a veces, que dos vidas convergen un instante, aunque la mayoría de las veces lo que pasa es que acaban separandose hasta el infinito y se convierten en tres: la tuya, la mía y lo que hubiese podido ser. Aunque siempre acabamos llegando a donde nos esperan y aún con el cosquilleo de que todo lo que se quedo en el camino también tiene su historia, llegará el 7 de enero y las cuentas de la vida volverán a ser exactas y estaré satisfecha porque  vida es literatura sobre pa-piel.

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¡Voy a ser mala!

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Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes. En 2016 voy a ser  mala,  la tía guapa y borracha de la familia  y voy a ir a todas partes.  Al infierno cuando tenga frio y al cielo -puede que contigo-  en la hora de la siesta. Recorreré  paraísos perdidos y  ciudades invisibles. Voy a violar, si puedo, los diez mandamientos, incluso los de la ley de Caifás.  Voy a acostarme con chocolate en la boca,  a pasar domingos en pijama, sin ducharme,  a hacer pis en la bañera (incluso en la de tu casa),  a dejar de mirar las calorías y  a perder algunos amigos que hace tiempo que dejaron de serlo. Voy a decir lo que quiero. Voy a hacer solo lo que me de la gana.

Voy a ser mala, mala, mala y esperaré algún azote. Voy a mentir diciendo que llevo puestas cosas que no llevo y  que estoy haciendo cosas que no hago. Voy a manchar tu camisa con mi pintalabios rojo y a fumar como lo haría una femme fatal. Tendré más sueños húmedos. Voy a ser irreverente, indecente y a seducir a todos los señores guapos que me cruce. Voy a tener aventuras con hombres de más de 1.80,  barba,  nariz grande y  llenos de tatuajes. Desenterraré el hacha de guerra y  sacaré a flote mi alma de marinero. Voy a divorciar -si puedo- a alguno…simplemente para que sienta el aroma de la libertad. Voy a romperte el corazón, lo estrujaré entre mis manos. Y voy a desterrar las mariposas de mi estomago.

Voy a viajar a destinos prohibidos,  a  burlarme de la prudencia, conseguiré que me digas temeraria, haré realidad tus pesadillas,  seré más contradictoria si cabe,  probaré a hacer cosas sin paracaídas, a descubrir sin red, sin certeza, sin protección. Voy a ser amnésica. Voy a decirte que no. Voy a hacerte un boca a boca que te deje sin respiración.

Voy a hacerme un tatuaje solo porque un día bromeamos con la idea de hacernos el mismo. Voy a comprarme una moto para ser emperatriz de Lavapiés. Voy a pintar corazones de tiza en la pared (para que me vuelvas a ver) y voy a ponerme el disfraz de pecadora. Voy a perderme sola en Mexico DF. Voy a ir a la oficina con la ropa de ayer,  a demostrar empíricamente que todo lo que me gusta es ilegal es inmoral o engorda. Voy a cortar la cuerda del ancla,  a nadar más allá de la boya,  a bajar la ventanilla para despeinarme a lo Bridget Jones y me  comeré asado el unicornio con patatas. Voy a ser la mejor amiga  de la funcionaria asesina.

Voy a cantar con Rocio Jurado Muera el amor, después de haberlo roto de tanto usarlo  y  es posible que me muera en una discoteca llena de maricas. Voy a ser  Greta, Ava, Jane, Marlene, Jade, Lauren, Pepi, Luci y Bom, Juana, Samantha …sobre todo Samantha y el guion de mi vida será Sexo en Nueva York. Más madrastra y menos Blancanieves. Voy a contar cuentos que acaben fatal. Voy a bailar hasta que todo se solucione. Voy a bailar como si nadie me viera. Voy a bailar y celebraré tu ausencia.

Y todo esto será porque si me muero mañana, YO no me quedo con ganas de ná y TÚ, si te mueres mañana ¡no te quedes con ganas de ná!